Ni la vega de Granada,
Ni de Nápoles el suelo,
Ni de Andalucia el cielo,
Podrán nunca competir,
¡Oh Sahagun! mi villa amada,
Con tus fértiles llanuras
Con tus luces siempre puras.
Con tu cielo de zafir
Tus sombrías alamedas
Son tus mágicas morada
De los genios y las hadas
Habrán siempre de habitar;
Tus brisas suaves y ledas
Asemejan leve el ruido
Que escuché cuando he podido
Con los ángeles soñar.
El retazo mas hermoso
Del hermosísimo manto
Con que Dios cubre su encanto
A la vista mundanal,
Es tu techo esplendoroso
De magníficos colores
Que en la aurora son labores
De morada celestial.
Los gorjeos de tus pájaros
Asemejan los suspiros
De la maga que en mil giros
A algún genio pida amor;
Al arrullo de tus tórtolas
Se aduermen los corazones
Para encontrar ilusiones
En su acento seductor.
De tus arroyos la música
Juguetona y bullidora
El corazón enamora
Con su suave murmurar;
Y el dulce y alegre cántico
De tus bellas campesinas
Al quebrarse en tus colinas
Parece decir: -Amar
Tan hermosos como el cielo
Que Mahoma, á los que adoren
A su Dios para que moren
Ha ofrecido, ó mas aun,
Son de tu abundoso suelo
Los magníficos pensiles,
de brotar flores gentiles
A millares ¡OH SAHAGUN!
En ti el Señor ha arrojado
Fecundizante semilla
En ti, SAHAGUN, siempre brilla
La mas esplendida luz;
Si algun poeta ha mirado
Tu campiña fértil, rica,
Al mirarla te dedica
Un himno de su laud.
En las ruinas de tu célebre
Memorable monasterio,
Cree el oído aun del salterio
Escuchar el sacro son;
Y al genio del aura rápida
Por sus molduras ya rotas
Mil sensaciones ignotas
Acuden al corazon.
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Si se recorre tu historia
El corazón engrandece.
Porque siempre la embellece
Algo sobrenatural;
Algo tambien de su gloria
A ti te debe la España:
Cada flor tuya, una hazaña
Representa de su anal.
Si yo contemplo tu Cea
En su linfa cristalina,
creo ver alguna ondina
Que voluptuosa al surjir,
El suelto cabello ondea,
y te bendice, y te mira,
Regocijada suspira
Y te vuelve á bendecir
Sin duda al crear el mundo
Teniéndole en su regazo
El Señor, algun pedazo
Del paraíso cayó;
Y eres tú que sin segundo,
Hermoso pueblo, te ostentas,
Y que aun la vida alimentas
Que al primer hombre Dios dio.
Que en tus auras, en tus flores,
En tus linfas, en tus prados,
En tus bosques tan callados
Aun se llega á entrever,
Los bellísimos primores
Del celeste paraíso,
Con que Dios al hombre quiso
Dar su ciencia á conocer.
Cuando noche melancólica
En sí te haya sumerjido,
Te presentas como el nido
Donde mora el ruiseñor,
Que escondido entre los árboles
Y rodeado de flores,
Espera que los albores
Le inspiran cancion de amor.
¡Ay SAHAGUN! Si yo tuviera
El gran genio del poeta
Cual lo desea mi inquieta
Ardiente imaginación,
¡Cuán alegre y placentera!
¡Cuán cordial y entusiasmada,
A tí mi vida preciada,
Dirijieron mi cancion!
Mas hoy…solo te saludo
Con la efusion y alegría
De que puede el alma mia
Ser como nunca capaz,
Envidiando á aquel que pudo
Espera que tu aura leve
Su postrer suspiro lleve
A la mansion de piedad!!
V. Nuñez de Velasco”.
(04.12.1864 – El Fomento literario)
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