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En el llamado «Arroyo del Puente», tres kilómetros más arriba de San Miguel de Montañán, se encuentra Villeza, poblado muy abundantemente documentado en los diplomas medievales desde la mitad del siglo X.

 
Justamente en el año 950 Foba (Hoba), su mujer y sus cinco hijos venden en cuatro sueldos de plata al abad de Sahagún la mitad de la «Villa, que llaman de Aiza, cerca del río Cea», que había recibido de su padre Abhilale, y en el año 954, David, hijo del mismo Abhilale, le vende también su cuarta parte en Villa de Aiza por dos sueldos de plata, reinando el rey Ordoño.
 
En el siglo XI, a partir del año 1111, se produjeron las enconadas revueltas de los aragoneses y de los burgueses de Sahagún contra la reina D.ª Urraca y los monjes de San Facundo, en cuyos días fueron arrasadas muchas villas pertenecientes a los frailes.
 
Cuando cesaron las devastaciones, D.ª Urraca en 1125 fundó el Monasterio de Vega, cerca de Mayorga, con monjas venidas de Francia, y para que pudieran subsistir le dotó con diversas propiedades y villas, entre las cuales estaban: Vigilius,Villaeza, Suvarella y otras.                                                       
Entonces empezó a reinar el hijo de D.ª Urraca, Alfonso VII, el cual tuvo que dedicarse a someter a los nobles que andaban muy desunidos, hasta el año 1135, cuando reunió Cortes en León y fue coronado Emperador de España, y en 1136 quiso poner remedio a los daños causados en las citadas revueltas, y estando en Sahagún, en el mes de marzo, firmó una carta devolviendo al Monasterio todo cuanto le había pertenecido desde los tiempos de su abuelo Alfonso VI.
         
Son muchas las villas devueltas, y entre ellas dice: «In Villa Eiza, in Iuvarella, in Villa Abolo,in Villa Gaian [...] totam meam portionem» año 1123, el abad de Sahagún D. Bernardo, para premiar los buenos servicios que les había prestado el clérigo Alfonso Pérez, y para estimular a otros a hacer lo mismo, le conceden el préstamo de «Villa Ecza, que está bajo el monasterio de San Pedro, en el río Cea» con una gran extensión que llega al mismo río.
                   
Se la dan con la condición de que lo cultive y lo cuide, y pague al abad de Sahagún los diezmos de pan y vino, y a su muerte el Monasterio recuperará el préstamo cultivado, cuidado y sembrado. Muchos años después, en 1301, Fernando Domínguez, clérigo de Mayorga, muestra su gratitud al abad por haberle presentado para ser cura de la iglesia de San Pedro de Villeça.

 
Lo dicho supone que en Villeza había dos iglesias, una ésta de San Pedro, antes monasterio, y otra, la de San Facundo y Primitivo, que figura en el parroquial de León (Arcp. de las Matas de Cea, nº 32: 501): «En Villieza, Sant Fagundo. De fiyosdalgo. Da terçia al prestamero D. Matheo; e la al, el clérigo, e avense con los padrones [...]». Esta iglesia con sus patronos es la que subsiste en la actualidad, cuyo retablo es bueno y se encuentra bien cuidado, según certifica el P. Albano García en la Guía de Sahagún (1968: 33).
 
De la intervención de Sahagún en Villeza pueden dar una idea los once diplomas que hablan de ello, y como muestra extractamos uno del año 1092, según el cual el abad D. Diego vendió por 65 sueldos de plata a los hermanos Citi y Pedro Bellitiz cuatro viñas, en el pago de los Barriales, en Villa Ecza, y el abad con ese dinero compró un horno a Pedro Lamberti.
          
Ya en el siglo XII siguieron las transacciones, incluso con otros monasterios, como la efectuada en el año 1153, en la cual Sancha Fernández, monja del Monasterio de Vega entrega «toda la heredad que tiene en Villaeza y en otros lugares a sus hermanos» y ellos a cambio le dan a ella toda su parte «en Villaeza, incluyendo hortos et palumbares»
 
En los siglos de la Edad Moderna Villeza fue lugar de señoríos varios, como lo acreditan los sepulcros y lápidas que aparecen en su iglesia. Menos señorial la encontró Madoz, cuando escribió su Diccionario, en el que hace una reseña muy parca, aunque entonces era cabeza de ayuntamiento con los agregados de Castrotierra, Gordaliza y Vallecillo; tenía 30 casas, escuela y parroquia de San Facundo.
 
Los habitantes vivían de los cereales, el vino y las legumbres, de la cría de ganado y de la caza.
 
Sobre el topónimo «Villeza», con sus variantes: «Aiza», «Eiza»,«Ecza», tenemos que decir lo siguiente: Menéndez Pidala nota esas variantes, pero añade: «Ignoro el origen del nombre». Y es raro, porque él era el que mejor conocía toda la onomástica del reino leonés.
                                
En cambio, el portugués Cunha Serra, que dominaba la toponimia del noroeste peninsular, lo da como derivado de «Villad´Isa» (que significa ‘Jesús’). Otros autores como López Santos lo traen del nombre germánico «Ágiza», aunque ese nombre apenas aparece en los documentos que hemos manejado.
 
Fuente: Asociación Cultural Balle de Scapa
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